Historia
 

A finales del siglo XII, después de la Reconquista, una de las primeras cosas que construyeron los colonos que habitaron estas tierras fue una iglesia. Pero de ella no sabemos nada, aunque, dada la época, es muy posible que fuera de estilo románico, mucho más pequeña que la actual aunque eso sí, estaría construida en el mismo sitio que ésta. También sabemos que aguantó en pie bastante tiempo, hasta 1307 por lo menos, fecha en la que el Arzobispado de Zaragoza se hace con el control definitivo del territorio y entre otras cosas, empezaron a pensar en construir una iglesia mucho más grande que la que tenían y del estilo imperante en la época: el gótico.

 

Las obras comenzaron alrededor de 1314 y continuaron hasta 1348. Este periodo abarca la prelatura de Pedro Lope de Luna como Arzobispo de Zaragoza, que debió ser el gran impulsor de la construcción durante esta etapa. Su escudo puede verse aun hoy sobre la puerta que da acceso a la tribuna del templo. La peste que a mediados del siglo XIV arrasó estos territorios obligaría a detener las obras de la iglesia a la altura del segundo tramo. La iglesia estaba muy avanzada, pero lejos de estar concluida. Hay que esperar a 1390 para reemprender la actividad. Son los tiempos de García Fernández de Heredia como Arzobispo de Zaragoza y su impulso legará a Valderrobres lo mejor de su patrimonio monumental.

 

Al mismo tiempo que transforma la vieja torre defensiva en un impresionante palacio, García reemprende las obras de la iglesia y planea para ella el tercer tramo y un cuarto, que nunca llegaría a construirse. Posiblemente también fue él quien tiene la idea de incorporar un campanario, aunque para ello deba cegar una de las ventanas ya abiertas. Desgraciadamente, el arzobispo Heredia fue asesinado en 1411 y nunca pudo ver sus proyectos concluidos. Su muerte no detuvo las obras ya que Benedicto XIII, el famoso Papa Luna, mandó cerca de sesenta esclavos sarracenos para que continuaran trabajando en Valderrobres. Los esclavos permanecieron en Valderrobres hasta 1415. La conclusión de la iglesia tal y como la conocemos no llegaría hasta los años treinta de aquel siglo, en que un nuevo arzobispo, Dalmau de Mur y Cervellón, toma las riendas del territorio e impulsa el cierre de la iglesia, la conclusión del campanario y el castillo y los accesos al mismo.

 

Con estas obras quedaría concluido el aspecto exterior de la iglesia tal y como lo conocemos, con la salvedad del añadido de la sacristía mucho más adelante, en 1720. Sin embargo, las deficiencias estructurales del tercer tramo, filtraciones y otros desperfectos alterarían con el paso de los años el aspecto de la iglesia. Ya en el siglo XVIII existen abundantes testimonios de las complicaciones que estos problemas acarreaban especialmente las goteras y a partir del siglo XIX el estado del techo y del tercer tramo empieza a describirse como ruinoso. En 1859 el párroco y el Ayuntamiento iniciaron las peticiones de ayuda para restaurar la iglesia. Peticiones que fueron ignoradas. Finalmente, en mayo de 1877 y sin otra opción a la vista, deciden derribar el techo y gran parte del tercer tramo de la iglesia. Casi de inmediato, se comienza a levantar un muro que separará el tramo perdido de los aún completos, así como un nuevo coro elevado que deberá dar cabida a la gente que normalmente ocupaba el tercer tramo.

 

De este modo, la iglesia sigue adelante, pero el principio del siglo XX no será tampoco demasiado generoso con ella. En 1936, la Guerra Civil llega a Valderrobres y la iglesia es uno de los edificios más afectados por ella. Gran parte de sus altares, retablos y capillas interiores son saqueados y destruidos. La iconografía de sus paredes es seriamente dañada y su aspecto profundamente alterado. Tan pronto como acaba la guerra, empiezan los primeros intentos de restauración. Entre los más relevantes, fue la copia del retablo renacentista que se encargó a los hermanos Albareda, artistas de Zaragoza, para sustituir al que se había perdido durante la contienda. Pero la primera restauración importante no llegaría hasta 1965, cuando el párroco del momento, Vicente Hostaled, consiguió convencer a todo el pueblo para que, fuera de sus horas de trabajo, acudieran a restaurar la iglesia, aportando cada uno lo que buenamente pudiera y supiera hacer. En esta restauración se buscó recuperar el aspecto gótico que se consideraba original, despreciando los añadidos de madera y las restauraciones ejecutadas tras el derrumbe y la Guerra Civil. Así, se desmonta el retablo de los Albareda, se eliminan coros, púlpitos y la iglesia es repicada para que luzca la piedra original. Imprescindible para esta restauración fue la aportación del escultor Paltor Voltá, de Olessa de Montserrat, que se encargó de esculpir el gran Cristo que hoy en día sigue encima del altar y devolverles la cabeza a las cuatro figuras de la portada entre otras cosas. La restauración se completó con un cambio en el suelo, que pasó a ser de losas de tierra. Un nuevo altar, esculpido a partir de una piedra perteneciente a un molino abandonado, así como nuevas cubriciones de alabastro para las ventanas y rosetones góticos.

 

De esta manera, la iglesia adquiere en sus primeros tramos el aspecto que aun conserva hoy en día, pero quedaba la asignatura pendiente del arruinado tercer tramo, que pese a una intentona de reparación en los años setenta, seguía aun a la intemperie. En el año 2003, se crea la Asociación Cultural para la Recuperación del Patrimonio de Valderrobres, “Repavalde”, cuyo primer objetivo va a ser intentar la recuperación del tramo perdido. La Asociación inicia contactos para recabar apoyos en el arzobispado y entre los partidos políticos e instituciones, con el objetivo de conseguir los fondos y las autorizaciones necesarias para la restauración de la iglesia. Tras tres años de gestiones, en 2006, empiezan las obras de restauración que devolverían al monumento su antiguo esplendor y que concluyeron en marzo de 2009.

Hoy en día la iglesia de Valderrobres sigue siendo un referente en la arquitectura gótica de todo Aragón y un elemento imprescindible en la cultura y el devenir diario de los valderrobrenses.

   

rosetón principal
 
Descripción

 

La iglesia de Valderrobres es de una sola nave de salón, con tres tramos y capillas laterales en cada uno de ellos excepto en el segundo, donde está la portada.


El ábside tiene siete lados y se cubre con una bóveda de ocho nervios. Todos sus lados muestran una ventana adornada con tracería de los cuales, la del centro es la más compleja.


En la clave de bóveda aparece Santa María la Mayor flanqueada por dos ángeles alados.


Al margen de la estructura gótica original, esta parte de la iglesia presenta elementos muy interesantes. Entre ellos, la gran talla de Cristo en la cruz que preside el altar y que esculpió el artista Paltor Voltá para la restauración de 1965.


El altar de la iglesia es un contundente monolito de cuatro metros de largo y cerca de nueve toneladas de peso que fue trasladado por los valderrobrenses desde la ladera de una colina tras el castillo hasta el interior del templo con motivo de la restauración de 1965.


También en esta parte de la iglesia podemos ver la talla de Santa María la Mayor, obra de los hermanos Albareda, autores del retablo que se realizó tras la Guerra Civil en sustitución del anterior destruido en la contienda.


Si pasamos al primer tramo de la iglesia, nos encontramos con que está cubierto por una bóveda de crucería sencilla, formada por cuatro nervios que descargan su peso en las columnas molduradas de las esquinas. A ambos lados se abren capillas laterales. En la clave de la bóveda central aparece en esta ocasión el Cordero Pascual esculpido con gran detalle y realismo.


En este tramo aparece la tribuna que hacía las veces de capilla privada del arzobispo y a la que se accedía desde el castillo.


En el lado opuesto a la tribuna, se encuentra el rosetón de este tramo, de unos tres metros de diámetro decorado con un tracería gótica muy bien conservada.


En el segundo tramo se repite la bóveda de crucería sencilla con cuatro nervios y apoyada en columnas molduradas. En la clave de bóveda aparece representado el arzobispo con dos acólitos.
Desde este tramo se abre una escalera helicoidal que conduce a la tribuna y al tejado de la iglesia. Junto a la escalera, se construyó una nueva capilla lateral, algo más pequeña. En el lado opuesto de este tramo tenemos la portada de la iglesia y sobre ella el impresionante rosetón de casi seis metros de diámetro que constituye la seña más identificativa del templo.


El tercer tramo de la iglesia ha sido recientemente restaurado, recuperando así su forma original, similar al de los dos anteriores. Su rasgo más característico es el rosetón flamígero que presenta en el muro a los pies de la iglesia y cuya tracería aguantó en pie incluso en la época de ruina.

En cuanto al exterior, destaca la torre del campanario, una impresionante construcción de planta octogonal con ventanas únicamente en la zona de las campanas y terminada en una cornisa horizontal cubierta con azotea.


Otro elemento a destacar es la portada  de la iglesia, que se compone de once arquivoltas apoyadas sobre frisos de capiteles decorados con la historia de Noé, sus hijos y los profetas, quedando los laterales de acceso enmarcados por dos grupos escultóricos que representan la Anunciación  y los donantes de la obra apoyados sobre cuatro figuras y rematados por el Sueño de José y la Huida a Egipto. Todo ello con la voluntad didáctica de transmitir la idea de la nueva alianza entre Dios y los hombres.

 
La restauración de 2006
     

 

En el otoño de 2003 un grupo de valderrobrenses crearon la asociación cultural para la recuperación del patrimonio de Valderrobres (REPAVALDE), cuyo objetivo preimordial era impulsar la restauración de la iglesia parroquial de santa maría la mayor.

En la primavera de 2004 Repavalde inicio una campaña de sensibilización entre la población de Valderrobres y propicio el eco media tico para que sus objetivos trascendiendo el ambito local pudieran llegar a las personas e instituciones que tenían en sus manos la decisión sobre la obra. Se dieron charlas, se hicieron visitas y se propiciaron noticias en los medios de comunicación. Paralelamentes se emprendieron otros dos tipos de accciones. Por un lado se promovio una campaña de recogida de firmas entre los vecinos y visitantes, al objeto de dar respaldo a la petición que se formulo a traves de un manifiesto y de un memorando ante las cortes de Aragon. El manifiesto y el memorando elaborados fueron apoyados por 7154 firmas y las cortes de Aragón del día 29 de abril de 2004 aprobaron unánimemente una proposición no de ley instando al gobierno autonómico a emprender la obra. Por otra parte, se celebraron entrevistas con el siempre receptivo director general de patrimonio de gobierno de Aragón, con representantes de todos los grupos políticos en las cortes autonómicas y con las autoridades eclesiásticas, siendo de especial relevancia el apoyo manifestado por el señor Arzobispo de Zaragoza.

 

Elementos de la restauración.

 

Los tejados de la iglesia de Valderrobres mostraban un aspecto lamentable fruto de sucesivas actuaciones parciales en las que convivían tejas de piedra, de arcilla y placas de Uralita. En esta restauración se han desmontado y saneado todos los tejados, se ha aligerado el relleno se han construido zunchos de hormigón para soportar la estructura, se han extendido telas para impedir que vuelvan a crecer vegetales se han colocado chapas de acero impermeabilizantes, hormigón armado sobre ellas y finalmente losas de piedra. Las tejas de piedra viejas se han reaprovechado en las capillas laterales y radiales en tanto que toda la nave central se ha cubierto con losas nuevas para darle mas uniformidad. Se han saneado y ampliado todas las canalizaciones, se ha invertido la caída de aguas de la tribuna y su escalera se ha cerrado con una sólida claraboya que favorece su iluminación.

 

Sacristía.

 

Se ha desmontado la teja, se han saneado y en algún caso sustituido las vigas de madera, se ha aislado el tejado con poliuretano y se han repuesto las tejas se ah aireado el cielo raso a la vez que se ha cerrado para los animales se han despejado los espacios sobre las capillas radiales y es ha aportado algo maslo de luz a la iglesia y a la capilla del sagrario.

 

Campanario.

 

Se ha recuperado su aspecto original, de manera que se ha eliminado la inutilizada caseta del reloj y se han repuesto algunos merlones, además de actuar sobre la cubierta de manera similar al resto del edificio y generando una ligera inclinación. También se han cerrado con elementos metálicos enrejados y con redes tensadas prácticamente invisibles todos los accesos al objeto de evitar la entrada de animales. Por último se han limpiado y rejuntado los bloques de piedra del cuerpo de campanas y se ha cerrado de forma segura la escalera.

 

Pasadizo al castillo.

 

La iglesia disponía de un primitivo pasadizo desde el castillo, luego transformado en la llamada cárcel de los capellanes, cuando Don Garcia Fernández de Heredia mandó crear un acceso directo desde sus aposentos, pasando sobre el pasillo primitivo y alcanzando su nivel por medio de una escalera. En 1859 el albañil Joaquin Rives fue el encargado de cegar el pasadizo. En al restauración actual se han eliminado los elementos vegetales que habían crecido, se han saneado y rejuntado los bloques de piedra y se ha cerrado el pasadizo para su preservación, al no estar contemplada su habilitación en este proyecto.

 

Limpieza y consolidación de Fachadas.

 

Todas las fachadas se han limpiado meticulosamente con agua a presión y con cepillo, al objeto de no dañar las piedras y elementos ornamentales. Se ha eliminado el material de rejuntado superficial y se ha sustituido por mortero de cal que luego se ha tintado siguiendo las técnicas originales. Así mismo se han sustituido múltiples piezas en mal estado o desaparecidas siendo muy relevante la actuación llevada a cabo en los remates de los contrafuertes, ventanales y rosetones, cornisa y portada. Siempre que ha sido posible se han reaprovechado las piezas recuperadas, aunque bastantes de ellas no han encontrado acomodo por tratarse de partes de altares ya derruidos.

 

Drenaje de humedades.

 

La iglesia de Valderrobres siempre ha presentado problemas de humedad ascendente en su lado Norte, debido a que las capillas quedan algunos metros por debajo del nivel del suelo y están situadas en una zona de acopio de aguas que se filtraran desde los montículos próximos provocando en muchas ocasiones su afloración en el interior del templo. Para hacer frente a este problema, se ha abierto una zanja cerrada con trampilla y se ha instalado una bomba de drenaje que extrae automáticamente el agua cuando crece su nivel, así mismo se ha actuado en el interior de la capilla destinada a los bautizos al objeto de ventilar el muro y evitar la condensación.

 

Tercer tramo.

 

El tercer tramo se ha reconstruido en su totalidad y se ha reintegrado al templo. Se comenzó desescombrando el interior y derruyendo el muro de separación al objeto de recuperar todas las piezas de piedra posibles. Se ha recuperado la puerta del lado oeste aunque se ha optado por dejarla cerrada permanentemente debido a que es innecesaria para el culto y de difícil accesibilidad. Se ha abierto un óculo sobre la capilla de Santiago, mejorando la luminosidad natural del templo y equilibrando estéticamente la fachada. Se han cubierto las bóvedas derruidas, trazando los arcos y la plementería de la capilla de santiago con piedra, dejando un cielo raso accesible mediante trampilla hasta alcanzar el nivel del resto del tejado de la nave. En el interior se ha excavado la tumba de los descendientes de la familia Moragrega, se ha saneado todo lo posible la capilla de San Jose y se ha pavimentado el suelo.

 

 

 
   
           
 
 

 

 

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